sábado

Quien nunca...


... se pegó un ojalillo en la nariz, compitió para ver cuanto aguantaba debajo del agua, se quemó con un calefactor, probó el helado de limón sabiendo que no le iba a gustar, entró al cine con la película empezada, jugó un partido de pool y metió la negra, se le abrió el pantalón cuando se agachó, comió un pancho en la peatonal, pisó excremento, se quemó la lengua con un trago de mate o pensó que en el ta te ti siempre gana el que pone al medio?

lunes

áMenSeNd


En una clase de teatro hicimos un ejercicio que consistía en cerrar los ojos, elegir entre la figura materna o paterna y comenzar a llamarla al gritó de ¡Papá...PAPÁ o mamá...MAMÁ! cada vez más fuerte. El profe advirtió que era un ejercicio fuerte y que aquel que de pronto se sintiera mal tomara asiento. Sinceramente pensé que se trataba de un vil engaño de alguien que ve, a cada alumno, como un billete de diez dólares. Pero mis oídos, al cabo de unos minutos, fueron invadidos por sollozos e incluso llantos desprotegidos como los de los chicos de la calle. Luego nos sentamos en ronda y el que quería contaba lo que había sentido. Los relatos transitaban desde padres alcohólicos, hasta madres a las que amaban tanto que tenían miedo de perderlas. Pero una de las historias me llamó eléctricamente la atención. Es la de Celina, 19 años estudiante de historia, que contó que tenía los viejos separados. Su papá vivía en La Rioja desde hacía ocho años y tenían, según sus propias palabras, una excelente relación. Pero lo que más me sorprendió era que ella sólo se lograba comunicar de la forma más directa e íntima a través del MSN. Cuando su padre la visitaba la relación era fría, siempre había discusiones con su hermana o su madre e incluso se tenían vergüenza y quizá odio. Pero cuando se conectaban por las noches a 645 kilómetros de distancia, ambos eran otras personas. Tal vez el padre soñado y la hija ideal, hablaban, sentían y se profesaban algo que en la vida “real” no existía. Si algún día se animan prueben el ejercicio que les comenté.
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